miércoles, 5 de agosto de 2009

EN ESTOS DÍAS DE EMERGENCIA SANITARIA (Tigre)

Por Alejandra Torales 1er. Año
Mi experiencia personal ante esta crisis generada para la Gripe A, en estos días de emergencia sanitaria, tuvo que pasar necesariamente por procesos de ajuste y reajuste personal. ¿Por qué digo esto? Porque tuve que ir haciendo procesos en los que -teniendo en cuenta el material “Diez propuestas para navegar situaciones críticas”, elaborada por el Equipo de Investigación Psicosocial Lipán, presente en el blog de primer año- tuve que tener en cuenta en primer lugar aspectos tales como:

Moderar la onda de pánico en mí misma, porque las fuentes de información (TV, Radio, Internet) fueron abundantes, sin embargo no claras, es más, bastante confusas a mi parecer (que se viene el pico en estas semanas, que ya pasó el pico, o sea… ¿a quién escuchar?) Llegó un momento en el que yo misma no sabía qué pensar de la situación y me encontré ante y con el pánico en mí misma. Es por esto que, hablando con los colegas de la institución (que también se encontraban en una situación semejante a la mía) y consultando a algunos profesionales médicos, pudimos aclarar varios aspectos en relación a esta enfermedad y en relación a las medidas preventivas, sin caer en pánico.

Esto de cuidar los Propios Nidos fue un aspecto muy importante para mí, y en este sentido, el hecho de reunirnos periódicamente con el grupo de estudio para preparar la reelaboración o el seguir reuniéndome con los más cercanos a mi entorno, favoreció la baja de la “exterofobia“ diría yo, porque se sentía eso de que “en la puerta de tu casa ya puede estar el virus esperándote al acecho”.

Esto y otros aspectos llevan a la conclusión de que si queremos acompañar a los demás en situaciones críticas, debemos “acompasar” en primer lugar nuestras propias emociones y sentimientos, nuestros propios miedos. Luego de encontrarnos y dialogar un poco con ellos podremos salir al encuentro del miedo de los demás y “navegar” con ellos, de lo contrario, es posible que nos ahoguemos juntos.

Concretamente hablando sobre situaciones críticas puedo hablar de algunas que me tocó vivir:

La concientización en el Colegio donde trabajo, entre docentes y alumnos, que incluía: escuchar en primer lugar los comentarios de los alumnos, sus miedos; y desde allí interiorizarnos con ellos sobre las medidas preventivas en la institución, en los hogares y en la calle. La invitación a moderar el miedo una vez que se concreten las precauciones pertinentes.
La escucha paciente a los padres, más asustados aún que los alumnos, que se acercaban a la institución queriendo retirar ya a los hijos, antes de la hora de salida. Digo paciente, porque al haber mucha confusión ellos manifestaban su enojo a las autoridades del colegio diciéndonos que no estábamos diciendo la verdad, que negábamos casos concretos de gripe existente el colegio, situación de la cual no estábamos enterados ni siquiera nosotros, y que, cuando se manifestaron supuestos casos, ahí sí se tomaron las medidas preventivas. Con algunos fue posible hacer un camino de superación del pánico ante la gripe, y con otros no fue viable por el nivel de ansiedad y miedo que bloqueaba el diálogo y directamente procedían a retirar a sus hijos de la institución.
Ante situaciones concretas de confirmación de gripe A, me tocó acompañar a algunas familias, manteniéndonos en contacto por teléfono o vía internet, escuchando, sobre todo, la experiencia que estaban viviendo: el sentirse marginados por su entorno como si fueran una bomba nuclear activada; creo que eso dolió más que la misma gripe, porque con el tratamiento y aislamiento correspondiente salieron adelante en unos días. Y, en esta escucha, tratando de orientar la mirada también hacia los aspectos positivos: el haber podido detectar enseguida la enfermedad y tener la situación bajo control, aprovechar el tiempo en familia que no lo podían tener por el trabajo, etc. Es más, apenas se recuperó una persona conocida ya se integró a la actividad que teníamos proyectada; aquí me tocó de nuevo escuchar su experiencia de sentirse parte viva y no “peligrosa”, decía ella, de la sociedad.
Ante estas situaciones críticas nuevas y por ello desconocidas para mí, lo más importante fue dar señales de estar presente, de alguna manera, para escucharlos y demostrar lo significativas que son para su entorno y para mí. En primer lugar, navegar en nuestros propios miedos, luego, con los demás, navegar con sus miedos, ante los cuales nos van surgiendo otros miedos que debemos ir aprendiendo a moderar, porque, también en las situaciones críticas aprendemos y crecemos juntos.-

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